lunes, noviembre 13, 2006

La anterior carta es con la que Nietzsche le pidió matrimonio a una señorita (o eso decía), la verdad no se ustedes, pero a mi me habría encantado que un hombre como él me enviara una carta así...

...no como la amiga de Nietzsche, que lo rechazó.

Que mal por ella, habría pasado a la historia, y no solo eso, sus días se habrían llenado de reflexiones y pensamientos que, casi podría asegurarlo, no lo habría obtenido con nadie más.

Si alguna vez alguien me pide matrimonio, tendrá que ser más o menos como esta carta.

Carta a Mathilde Trampedach de Nietzsche.
















Ginebra, 11 de Abril de 1876

Señorita: como de cualquier manera usted me escribirá hoy por la noche, es mi deseo corresponderle.

Reúna todo el valor de su corazón y que la pregunta que voy a realizarle no cause espanto: ¿Quiere usted contraer nupcias conmigo? La amo y en lo profundo de mi corazón siento que es mía. No le daré explicación alguna del porqué de este súbito amor, ni tampoco me disculparé, pues en ello no hay culpa alguna. Quiero que me diga si su sentir corresponde al mío. Usted y yo nunca nos sentimos extraños, ni siquiera un minuto.

¿Acaso no cree que nuestro matrimonio nos dará más libertad y felicidad de la que podríamos obtener estando separados, en pocas palabras, más perfectos? ¿Podrá usted atreverse a marcharse conmigo para ser más libre, mejor y más sincera? ¿Tendrá usted el valor de recoorrer a mi lado los caminos de la vida y el pensamiento? No calle, y sea sincera conmigo. A excepción de nuestro amigo, von Senger, nadie sabe de esta carta ni de la importante pregunta que en ella le hago.

El día de mañana, en el tren de las 11, regreso a Basilea, me resulta imposible postergar el viaje, es por eso que le doy mi dirección en dicha ciudad. Si su respuesta fuera sí, le pediré los generales de su señora madre y le escribiré prestamente; puede contestarme por medio de una carta, ya sea que su respuesta sea sí o no. Yo esperaré hasta mañana a las 10 horas en el Hotel Gami de la Poste.

Le deseo un futuro pletórico de dicha y bondad.

Friedrich Nietzche.

lunes, septiembre 25, 2006

¿SOMOS LO QUE PENSAMOS?

Alguna vez escuché la frase: “somos lo que pensamos” y la verdad, no se si me convenga. En la práctica soy una chica más bien tímida, antisocial e indiferente ante la mayoría de la gente, no escucho a los demás, no veo a los demás, no me intereso por los demás, soy muy egocentrista.

Pero dentro de mi, hay todo un conjunto de sentimientos encontrados, puedo solucionar en un dos por tres los problemas que aquejan a la humanidad o puedo asesinar a todos los niños hambrientos con SIDA de África. (Es bueno que no sea una líder nata, si no, seguramente sería una dictadora).

A veces tengo todo muy claro, mis principios, mis ideas, y a los dos segundos, una nueva idea contradice no solo a las ideas anteriores, sino también a los principios en los que se basa mi moral. No creo que sea natural ni conveniente que los valores cambien tan rápido, es como si hoy toda la sociedad estuviese en contra de la pena de muerte por su probada ineficiencia y mañana la aceptaran como funcional solo porque cambiaron de idea o de perspectiva.

Si somos lo que pensamos, entonces yo soy todo y no soy nada, talvez sea la dualidad de la que hablaba Carl Jung y talvez todos tengamos esa sombra oscura que no dejamos salir y sea solo que yo en particular, le doy más libertad de acción y de pensamiento.

Soy una chica decente, inteligente, responsable, madura, honesta, tímida e insegura; pero mi sombra es segura, indecente, algo tonta, completamente inmadura, hipócrita e irresponsable, o viceversa, creo que he llegado a un punto en el cual ya no se quien soy yo y quien es la sombra, o cuando actúa una y cuando está actuando la otra. No quisiera hablar de Sánchez en esta ocasión, pero es que ya no se cual de mis dos yo’s boicoteó la relación.

domingo, septiembre 17, 2006

SOY PATÉTICA...

No se que escribir, hoy me di cuenta que las aventuras de ocasión sólo dejan soledad y que lo que Roberto me hacía sentir, no lo sentiré con nadie más. Entendí que a pesar de todo lo amo y que jamás encontraré a nadie como él...la mayoría de los hombres son unas malditas sabandijas que esperan que las mujeres estén en mal estado, para aprovecharse de ellas.

Hoy besé a alguien y no me gustó, creí que se iba a sentir igual que con Roberto, y no fue así. Alguna vez escribí que cuando Roberto me besó por primera vez fue como si el tiempo se detuviera, como si todo valiera la pena, ahora creo que un beso de él, es mucho más que algo físico, es diferente y es especial, porque lo amo y en ese beso están contenidos todos los sentimientos que Roberto me inspira.

Lo que me duele es que jamás lo besaré otra vez.

jueves, septiembre 14, 2006

EL MEJOR DIA DE MI VIDA

Si me preguntan cuál ha sido el mejor día de mi vida, ni siquiera tendría que buscar una respuesta porque la llevo en mi memoria como si de un tatuaje o de un órgano indispensable para el funcionamiento de mi cuerpo se tratara.

Ese día fue hace nueve meses, un día después de cumplir diecinueve años, me sentía tan extraña, ya me habían dicho lo que sucedería, pero mis yo’s optimista y pesimista se debatían dentro de mi y no se ponían de acuerdo, se declararía o no se declararía, se declararía o no se declararía, me quiere o no me quiere...

Así pasaron los segundos, los minutos y las interminables cuatro horas, hasta que llegó la que estaba esperando: la hora de la salida, pero no era una hora de salida como todas, no, era diferente y especial, Roberto se declararía, lo había esperado por mucho tiempo y por fin pasaría, o no pasaría...

...pues si, si pasó, pero pasó primero mi micro, y estuve así (imagínense mis dedos a pocos milímetros de distancia) de subirme en él, cuando Roberto me detuvo y con una excusa tonta me pidió que me quedara y yo, con un pretexto igual de tonto, me quedé...se tardó un poco en decidirse, pero al fin lo hizo, yo fingí ignorancia y sorpresa y le dije que si, nos abrazamos y ahora que lo veo como un suceso del pasado, creo que fue el mejor abrazo que él y yo nos dimos...

...recuerdo que un día antes me dio mi abrazo de cumpleaños, creo que fue el primero y único que nos dimos siendo amigos, pero fue un abrazo tan equis, que bien se podría ignorar. Creo que no permití que me abrazara bien, porque tenía miedo de parecer obvia y que él se diera cuenta de que lo quería, además de que pasaba por un mal momento del que ni mi cumpleaños pudo sacarme.

Volviendo a mi día más feliz, después del abrazo, vinieron las confesiones, todo lo que me ocultó por temor, me lo dijo en ese instante. Y yo que soy la persona menos humilde del mundo y que me encanta que la gente vea que suelo usar palabras que en el lenguaje coloquial no son tan utilizadas, en ese preciso momento, todo mi vocabulario se fue por el drenaje, hasta el más común y corriente, y no pude decir nada, fue desesperante, contestaba sólo con monosílabos y por más que me esforzaba, no salían de mi boca más que si’s y no’s, de cualquier manera a él no le importó, en ese tiempo me amaba.

Tenía tanto miedo a que me besara, no puedo decir, aunque lo quisiera, que ese fue mi primer beso, pero lo que sí puedo asegurar es que fue el primero que me dio una persona a la que en verdad amo. No fue el mejor beso, pero si entra en el ranking de los tres besos que recuerdo con más cariño.

Ahora todos esos instantes, no son más que simples recuerdos, me siento la persona más patética del universo y quisiera con todo mi corazón, que esto que acabo de escribir, fuese sólo una crónica ficticia, de la que al terminar de redactar me sintiera orgullosa. Lamentablemente, esto está muy lejos de ser una mentira.


lunes, septiembre 11, 2006

COSQUILLAS

Necesito las cosquillas que sentía con Roberto...

...y sólo él las puede provocar.

lunes, marzo 20, 2006

NO SOY FEMINISTA PERO...

Estaba escuchando una canción y al oír una frase y tratar de verla desde diferentes ángulos, me di cuenta que las mujeres, algunas, no se si la mayoría, vemos en cada palabra y en cada gesto de nuestro (a) interlocutor (a), una amenaza.

La frase era tan sencilla que hasta podría considerarse dulce para los más románticos, pero no terminaba de agradarme, entonces comencé a preguntarme, si eso se lo dice un hombre a una mujer ¿qué? ó si esto se lo dice una mujer a un hombre ¿qué?...

...la frase era: “Déjame ser quien te cumpla todos tus deseos”, y mis conclusiones para ambos casos fueron las siguientes:

a) Una mujer le dice a un hombre: “Déjame ser quien te cumpla todos tus deseos”. En este caso la mujer le está diciendo al susodicho que su vida, sus proyectos, sueños, retos y metas, no son nada sin él. Y que si él le concede el favor de su adorable compañía, ella le promete abandonarlo todo, para dedicarse servil, exclusiva y esclavizadamente a cumplir los deseos del susodicho.
b) Un hombre le dice a una mujer: “Déjame ser quien te cumpla todos tus deseos”.
Esta situación tampoco me gusta y es que parece que le está diciendo:
- No amor, no lo hagas (digas, pienses, o intentes), tu no puedes, yo lo haré por ti, ó:
- No amor, tu no tienes porqué trabajar, yo te proveeré de todo cuánto necesites, es más, déjame masticar tu comida, es demasiado esfuerzo para una frágil mujer como tú.
Entre otras tantas situaciones en las que la mujer parece ser un animal inferior incapaz de alcanzar sus propias metas o de pensar por sí misma.

No quisiera parecer una feminista empedernida, pero que no sería mejor una frase como:

“Caminemos juntos para complementarnos y alcanzar así nuestras metas”...

...pero claro, esto no rima, ni tampoco vende.

Creo que esto no cambiará, hasta que aquellas mujeres que aún hoy van por la vida en busca del príncipe azul que las rescate o del macho mexicano que las esclavice, se den cuenta de que pueden lograr todo lo que se propongan, con o sin la compañía de un hombre.

Después de esto concluí que la razón por la que en ocasiones las mujeres somos paranoicas, es porque aún están cerradas muchas de las puertas que ya deberían estar abiertas para todas nosotras.

miércoles, marzo 15, 2006

Humana, demasiado humana

No todo en mi vida es mi ego, tambien tengo sentimientos por otras personas, que me hacen más humana, demasiado humana.

Comenzaré por contar que Roberto, no siempre fue tan dulce y cariñoso conmigo, solía lastimarme continuamente y hacerme sentir como la peor estúpida de este planeta y objetos celestes circunvecinos. Temía cada vez que hablaba sobre cualquier cosa, ya que sabía que todo sería usado en mi contra. Jamás se lo dije, pero lloré mucho.

Hablaré específicamente de un día en que él fue más cruel que de costumbre y cuando lo que más quería era que pasara el maldito microbús y largarme para no volver a verlo jamás, o por lo menos para no hablarle nunca. Pero ese día ocurrió algo que no esperaba y que cambió mis planes, dándole así una oportunidad más a mi amistad con Roberto.

Iba llorando por la calle vacía, no tenía nada de que preocuparme, todos dormían, mi secreto estaba seguro... me senté en una piedra a desahogarme con más tranquilidad, sin percatarme que a escasos metros de distancia estaba otra persona que igual que yo, lloraba. No quería acercarme y sin embargo lo hice cuando decubrí que se trataba de mi primer amor de mi vida (mi actual amor de mi vida es mi querido Roberto), lo vi, me abrazó y me confesó que me amaba, toda mi niñez, pubertad y parte de mi adolescencia desee que eso pasara y no pasó, y ahora que todo había cambiado me lo dijo. Pasé una eternidad en sus brazos que parecieron dos segundos. Pero justo en ese momento comprendí tanto y lloré aún más, olvidándome de mi anónimo.

Contrario a lo que puedan pensar, él no lloraba por mi, sino por un pequeño-gran error cometido semanas atras y que se hacía cada vez más evidente con el creciente vientre de la golfa de la calle de atrás. Él me amaba y ya no podía hacer nada. Me besó, nos despedimos e hicimos como que nada había pasado. Él continuó su vida y yo con la mía, como hicimos años atrás, en la graduación de la secundaria cuando me habló, me miró a los ojos y dijo:

- Pau... quiero decirte algo...

- Si claro dime. -le contesté con desinterés, pero esperando con todas mis fuerzas que se me
declarara...

- ¿Querrías por favor... hacerme un favor...? ...¿le dirías a mi mamá que llegaré tarde hoy?

Me partió el corazón, pero dentro de mi sabía que había algo más, digo, solo hay que tener un mínimo de lógica para deducir que a Toño le valía gorro si su mamá se preocupaba o no. Pero así, sin más, nuestra historia juntos terminó y lo que pudo ser la relación más envidiable del mundo, no fue más que una simple posibilidad tirada a la basura por el orgullo y la falta de valor.

Este recuerdo me ayudó mucho a comprender que no se deben desaprovechar las oportunidades ya que mañana talvez sea tarde. Al día siguiente le hable como si nada a mi amigo Roberto y me sorprendió verlo apenado y tratando de pedir perdón, me daban tantas ganas de abrazarlo, pero los límites de nuestra incipiente amistad no me lo permitieron.