jueves, septiembre 14, 2006

EL MEJOR DIA DE MI VIDA

Si me preguntan cuál ha sido el mejor día de mi vida, ni siquiera tendría que buscar una respuesta porque la llevo en mi memoria como si de un tatuaje o de un órgano indispensable para el funcionamiento de mi cuerpo se tratara.

Ese día fue hace nueve meses, un día después de cumplir diecinueve años, me sentía tan extraña, ya me habían dicho lo que sucedería, pero mis yo’s optimista y pesimista se debatían dentro de mi y no se ponían de acuerdo, se declararía o no se declararía, se declararía o no se declararía, me quiere o no me quiere...

Así pasaron los segundos, los minutos y las interminables cuatro horas, hasta que llegó la que estaba esperando: la hora de la salida, pero no era una hora de salida como todas, no, era diferente y especial, Roberto se declararía, lo había esperado por mucho tiempo y por fin pasaría, o no pasaría...

...pues si, si pasó, pero pasó primero mi micro, y estuve así (imagínense mis dedos a pocos milímetros de distancia) de subirme en él, cuando Roberto me detuvo y con una excusa tonta me pidió que me quedara y yo, con un pretexto igual de tonto, me quedé...se tardó un poco en decidirse, pero al fin lo hizo, yo fingí ignorancia y sorpresa y le dije que si, nos abrazamos y ahora que lo veo como un suceso del pasado, creo que fue el mejor abrazo que él y yo nos dimos...

...recuerdo que un día antes me dio mi abrazo de cumpleaños, creo que fue el primero y único que nos dimos siendo amigos, pero fue un abrazo tan equis, que bien se podría ignorar. Creo que no permití que me abrazara bien, porque tenía miedo de parecer obvia y que él se diera cuenta de que lo quería, además de que pasaba por un mal momento del que ni mi cumpleaños pudo sacarme.

Volviendo a mi día más feliz, después del abrazo, vinieron las confesiones, todo lo que me ocultó por temor, me lo dijo en ese instante. Y yo que soy la persona menos humilde del mundo y que me encanta que la gente vea que suelo usar palabras que en el lenguaje coloquial no son tan utilizadas, en ese preciso momento, todo mi vocabulario se fue por el drenaje, hasta el más común y corriente, y no pude decir nada, fue desesperante, contestaba sólo con monosílabos y por más que me esforzaba, no salían de mi boca más que si’s y no’s, de cualquier manera a él no le importó, en ese tiempo me amaba.

Tenía tanto miedo a que me besara, no puedo decir, aunque lo quisiera, que ese fue mi primer beso, pero lo que sí puedo asegurar es que fue el primero que me dio una persona a la que en verdad amo. No fue el mejor beso, pero si entra en el ranking de los tres besos que recuerdo con más cariño.

Ahora todos esos instantes, no son más que simples recuerdos, me siento la persona más patética del universo y quisiera con todo mi corazón, que esto que acabo de escribir, fuese sólo una crónica ficticia, de la que al terminar de redactar me sintiera orgullosa. Lamentablemente, esto está muy lejos de ser una mentira.